A propósito…. del tiempo

Del tiempo que estamos protagonizando. Optimistas, orgullosos, o bien pesimistas y agoreros.

¿En qué época ha sido buena idea morder las mano de quien te da de comer?

De un lado, y del otro. Cuidar al cliente. Adaptarse. Esforzarse, pelear, crear, sacrificarse… ya no es un oficio. Se está convirtiendo en una secta de fanáticos.

Hosteleros de raza, en peligro de extinción.

Clientes respetuosos y atentos…. excepciones esporádicas.

Queremos encontrarnos, queremos vernos, nos entendemos, nos necesitamos….. pero !cuánto ruido hay en el centro! Que nos impide acercarnos.

Mi madre fue maestra. Ella quería educar a todo el mundo. Peleaba contra molinos. Nosotras, sus hijas, no veíamos la necesidad.

Un día me explicó…. que era necesario hacerlo, porque ella quería dedicarse a la hostelería toda su vida. NO lo entendí. Que necia fui.

Los años dan siempre la razón a las madres.

Debo proteger mi espíritu de sacrificio, mi experiencia, mi conocimiento. Debo abanderar a mi equipo valiente y capaz. Debo cribar el despotismo y la mala fe.

Debo aprender a ignorar la crítica destructiva y desdeñosa. debo encontrar la fuerza en el origen, y ofrecérsela a quien sabe reconocerla.

Es un reto. No me encoge. Nada comparado con lo que saco adelante mi madre.

Por eso, no me quejo.

Absolutamente impermeable a las opiniones vacías, defenderé nuestro trabajo en sala y cocina con garra y con verdad. Pediré disculpas, porque no somos infalibles, y tenemos días buenos, malos, y peores. Esa falibilidad es lo que hace irrepetible nuestro trabajo, es un directo. Es cada comida y cena única y especial.

20 años.

Y seguimos cada día, aprendiendo con ustedes.

Gracias por hablar nuestro lenguaje, por disfrutar. Nosotras…. hace ya unos años que nos propusimos disfrutar cada servicio, no sufrirlo. Es como bailar…. es mágico cuando bailamos juntos. Cada vez pasa menos… pero bailamos, los que sabemos bailar.